La boda de Mariana y Santiago en Hacienda Tovares, un viñedo en el semidesierto queretano, fue una experiencia que quedó marcada en mi memoria como fotógrafo reconocido en México. Fue un día cargado de nostalgia y felicidad, donde los recuerdos del pasado se fusionaron con la promesa de un futuro brillante.
El entorno de Hacienda Tovares era simplemente mágico. El viñedo se extendía hasta donde alcanzaba la vista, con hileras de vides que parecían perderse en el horizonte. El aire caliente y seco del semidesierto se mezclaba con la brisa fresca de la tarde, creando una sensación única en el ambiente.
Mariana irradiaba una belleza serena en su vestido de novia, mientras caminaba hacia Santiago en la ceremonia al aire libre. El contraste entre su elegancia y la rudeza del paisaje desértico que la rodeaba era impresionante. Santiago, con un traje impecable, no podía apartar la mirada de su futura esposa.
Lo que hizo que esta boda fuera nostálgica fue la conexión de Mariana y Santiago con sus raíces. La ceremonia incluyó rituales tradicionales que honraban sus antepasados y simbolizaban la unión de dos familias. La emoción de los padres de ambos era evidente mientras veían a sus hijos dar el "sí". Las lágrimas de alegría y los abrazos cálidos resaltaron la profunda conexión familiar.































Como fotógrafo, mi objetivo era capturar la esencia de este día especial. La luz dorada de la tarde bañaba todo en un resplandor cálido, creando un ambiente mágico. Cada sonrisa, cada lágrima y cada gesto de cariño eran como piezas de un rompecabezas que componían la historia de Mariana y Santiago. Mis fotos eran testigos de un amor que trascendía el tiempo y el espacio, un amor arraigado en la tierra y las tradiciones de Querétaro.
La recepción bajo las estrellas fue un festín de comida, vino y baile. La música tradicional mexicana llenó el aire, y los invitados se unieron en círculo para danzar al ritmo de mariachi. La alegría era contagiosa, y el viñedo parecía cobrar vida.
Esta boda fue un recordatorio de que el amor puede florecer en los lugares más inesperados y ser eterno como los viñedos que lo rodeaban. Las fotos capturaron la esencia de ese día nostálgico y feliz, donde el pasado y el futuro se entrelazaron en un abrazo cálido. La boda de Mariana y Santiago en Hacienda Tovares es un tesoro que siempre atesoraré en mi carrera como fotógrafo y en mi corazón.
Alfredo shamed hernandez delgado
Tardes de vino y peonias
#sienqueretaro